Derrotero de Pío Baroja, Irún, Alberdania, 2000.
El libro se presentó en la cripta de la Biblioteca Municipal de San Sebastián y el acto fue seguido de una comida de hermandad barojiana en el asador de un famoso patriota abertzale, en la que Pío Caro Baroja brindó por el Imperio Español rememorando los astilleros de la Armada y la carrera de Indias, aprovechando que estaba allí una nieta de Areilza, como recordarán sin duda algunos de los asistentes: Javier Mina Astiz, Xabier Soubelet (ya lo hizo y por escrito), Jorge Giménez e Inazio Muxica, sus editores, Félix Maraña... Fue un día de fervor barojiano en el que nada presagiaba que seis años más tarde las cosas iban a acabar de mala manera.
A finales de otoño de 2000 presenté en Madrid Opiniones y paradojas, la colección de opiniones contundentes de Pío Baroja, cuya selección hice por encargo de la editorial Tusquets (Toni Lamadrid que quería editar a toda costa los "inéditos" de Baroja) y de Pío Caro Baroja. La presentación se hizo en el asador Julián de Tolosa, con asistencia de incondicionales barojianos. En la comida, Pío Caro Baroja me hizo entrega de la medalla Pío Baroja, en bronce. Acto emotivo, quizá demasiado para lo que luego vino.
Al acto acudí con con mi agente literaria de entonces, Laure Merle d'Aubigné, que dos años más tarde, cuando empezaron a venir mal dadas, se escapó a la carrera, dejándome en la estacada. Una agente no está para correr tu misma suerte y si ve que le puede salpicar mierda, huye.
